sábado, 3 de octubre de 2020

Música instrumental en tiempos de pandemia

 La pandemia COVID-19 ha traído muchos cambios y sobre todo una necesidad de mirar hacia qué futuro queremos ir. En mi caso si ha abierto un proceso de composición de música instrumental, a la espera de que la música coral retome su actividad.


Para un compositor de música para coro, cuyo instrumento es el coro (al igual que el propio director), el hecho de que el coro no se pueda reunir para ensayar o actuar es un contratiempo. Es cierto que muchos coros han hecho trabajo no presencial, pero los resultados en muchos casos dejan mucho que desear o están muy maquillados.


Al inicio del confinamiento, más o menos por Abril, hice un intento de escribir música para cantar de forma no presencial, para grabar cada coralista en su casa y luego un ingeniero de sonido lo juntaría. En realidad esta modalidad no gusta a los coros, sólo unos pocos se atreven, otros pocos tienen los recursos, pero en general se observa que la experiencia de cantar es bonita por lo novedoso pero no es sostenible en el tiempo. Lo que nos gusta de cantar en un coro es cantar y oir a la vez, la polifonía.


En este punto es más fácil tomar la decisión de cambiar a la música instrumental. Esta música es más adaptable al formato electrónico, como base de otras composiciones. El profesor David Bohm lanzó una convocatoria para componer música para melódica.


La melódica es un teclado de 32 teclas (lo más habitual), que se toca con la mano derecha, y cuyo sonido se forma al soplar por tubo. Para un acordeonista esta es una salida bastante directa. Además la melódica es un instrumento muy didáctico, portátil, versátil,...


El proyecto del profesor Bohm consistía en componer una obra de veinte segundos (parece corta, eh?), ambientada sobre algún tema relacionado con el COVI-19.


Dicho, y hecho. En una tarde de domingo, preparé una estructura de dos compases con una medida poco simétrica, y en seis estructuras tenía ya los veinte segundos. Comprobé que se podía tocar y lo envié. Se llamaba "73 water drops".


El título venía de que la obra tiene sólamente 73 notas. El agua era por el papel de la transmisión por el agua, en aquél momento no estaba claro dicho papel, y luego se ha revelado como nulo. Y las gotas (drops), porque era la forma de transmitirse en los ensayos de los coros y era el motivo básico para anular ensayos, actuaciones, etc,...


El formato me gustó, y lo guardé para concentrarme en los siguientes. Después de la publicación de la grabación de la obra en Youtube, y con los comentarios de mis seguidores, me planteé continuar por esta linea. 


Muy poco después descubrí que escribir una de estas obras al día, sobre un motivo suficientemente distinto, formaba parte de la formación en "creatividad". Es decir, que la creatividad se puede entrenar. En mi caso elegí la fórmula escribir una obra de 20-25 segundos cada día sobre una frase que se había dicho en un día de este año 2020.


Desde que comencé con este programa llevo escritas 50 obras y tengo el intención de seguir. El día que vuelva a escribir para coro veré cómo han cambiado la velocidad de escritura, la selección de temas, articulación, tesituras,...