Amicus meus, responsorio de Tinieblas de Tomás Luis de Victoria número 1, el primero del Oficio.
La traducción dice lo siguiente: Mi amigo me ha entregado con la señal de un beso, aquel a quien yo bese, ése es, prendedle, esa fue la maldita señal, cometió un asesinato con un beso. El desgraciado rechazó el precio de la sangre y después se ahorcó. Mejor sería que no hubiese nacido.
Comienza así el Oficio en el monte de los Olivos. A pesar de hablar de una traición, todavía las palabras Amicus meus encierran mucho amor y suavidad, por lo tanto se comienza muy piano y llegando desde lejos. Incluso osculo todavía mantiene ese espíritu de caridad y perdón.
Pero esto dura hasta la traición de tradidit signo, y es este un momento de mayor volumen e intensidad. A partir de este momento la música se vuelve más activa. Tenores y bajos por un lado hacen un fragmento en paralelo, continuado por respuesta en ipse est.
Se repite la estructura en Hoc malum est, que precede a otro gran momento de contrapunto (implevit) para terminar un homicidium que recupera la sensación de tranquilidad.
La sucesión de respuestas en el texto por blancas y redondas (Infelix praetermisit) indica una gran desazón del desgraciado. Algo que irremediablemente iba a pasar era el final del traidor, esto se construye a partir del compás 30, la frase parece que va a terminar bien, pero finalmente el traidor se suicida, manifestado en el corte final de tenores. Todo el coro termina también de forma abrupta.
El solo de contraltos y sopranos para decir que mejor era para el traidor no haber nacido, ha de interpretarse como una reflexión fuera de la crudeza de los hechos, de forma más neutra y tranquila.
Así termina el comienzo del Oficio, lleno de polifonía, como coser con hilos de distinto color, aprovechando el contratiempo para otorgar los acentos del texto a los tiempos fuertes del compás.
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