El 20 de Noviembre de 2015 se convocó el I Concurso Nacional
de Composición Coral de la Universidad de Burgos.
Se trataba de conmemorar el Cuarto Centenario de Miguel de
Cervantes. La intención era encontrar obras de alta exigencia artística y a la
vez adaptada a coros amateur. En la propia convocatoria se podía leer la fecha
de los estrenos, el formato del concierto, el resto de obras. Este pequeño
detalle da idea de la capacidad de previsión y de organización tanto del Coro
como de la Universidad.
Una de las bases era la duración, menor de cinco minutos, y
se daba la opción de que fuera una obra completa, o un díptico o tríptico,
siempre dentro de la duración máxima.
EL TEXTO
Lo habitual es tomar como texto una poesía. El motivo es
claro, tiene cierta música. Pero salvo en aquéllos casos en los que queramos
disponer de estrofas, un texto en prosa podría ser suficiente. Para este caso
elegí poesía. Dentro de la poesía que recoge D. Quijote, hay varios sonetos.
El primer problema era elegir sonetos que todavía no
tuvieran música para coro. En este sentido quedaron fuera los elegidos por Rodolfo
Halfter. Desde un primer momento me gustó el diálogo entre Rocinante y Babieca.
Será pues este el eje de la obra y donde se orienta su música.
La idea de los epitafios también era interesante, pero no
debía ser demasiado evidente porque la intención no era hacer los tres
epitafios. Por lo tanto el nombre de “Tres Sonetos a modo de epitafios”,
cumplía estas dos condiciones iniciales.
Parecía obligado que los dos personajes humanos del D.
Quijote fueran el protagonista y Sancho Panza. Además dentro de la oferta de
sonetos, ellos quedaban muy bien descritos y tratados.
Finalmente el texto elegido fue el siguiente:
a)
D. Quijote. El Monicongo, académido de la
Argamasilla, a la sepultura de D. Quijote.
b)
Sancho Panza. Gandalín, escudero de Amadís de
Gaula, a Sancho Panza, escudero de D. Quijote.
c)
Rocinante. Diálogo entre Babieca y Rocinante
Atrás quedaron otros sonetos, muy importantes por su
contenido y por sus posibilidades para cantar por un coro, pero este texto era
ya suficiente, y no fue necesario utilizarlo al completo.
LA MÚSICA
Dentro de la música, en el plan de la obra traté varios
aspectos.
El primero era la estructura. Era claro, tres, simetría
ternaria. Tres llamadas de la misma duración, y armonía, pero dejando a Sancho
la octava baja. Tres terminaciones similares. Y tres cuerpos básicos de
duración similar.
El segundo aspecto era el espíritu, acompañado de una
velocidad determinada. El primer soneto inicialmente lo pensé Moderado, el
segundo Largo y el tercero Allegro. Luego tuvieron variaciones, pero el plan de
la obra estaba claro.
Ahora veo una nota que decía: “Poner a Dulcinea de alguna
forma”. Se ha de entender que soprano y contralto encarnan este papel, pero no me
fue posible incluir ninguna referencia más explícita a Dulcinea.
El plan de la obra concluía con tonalidad, compás, tesituras
mínima / máxima, partes leídas, fraseos,…
Una vez terminada la obra, su duración era excesiva, llegaba
a seis minutos y medio lejos del máximo de cinco minutos. Fue necesario
acondicionarla, retirar algo de texto y hacer más ágil la interpretación. El
resultado final es satisfactorio, y seguramente mejor que el inicial.
EL ANÁLISIS MUSICAL
D. Quijote. Comienza con una llamada basada en una secuencia
DO – fa – DO. Una vez presentada la obra comienza el soneto en 3/4 con únisono
en el último tiempo del compás, lo que le da un aliciente extra al público. Al
repetir la subfrase “a la Mancha” no sólo queda clara una de las palabras
claves de El Quijote, sino que el coro queda en un cuasi unísono en do, que
adivina una batalla músical intensa. Dicha batalla in crescendo llega hasta un tema repetido también en Sancho, “el jüicio
que tuvo…”. Al repetir este fragmento consigo unir los dos sonetos, dando
sensación de unidad a la obra.
La característica del primer soneto va a ser una pequeña
fuga que comienza en el bajo, tiene el momento estelar cuando la contralto
repite el sujeto acompañada de tenor y bajo.
Desde este momento una “retrofuga” nos lleva hasta el final,
que con notas graves dice “Aquí yace D. Quijote”, y las dos últimas notas son
unísono do. Este último compás muestra la soledad del cementerio donde D.
Quijote yacía.
Sancho Panza. La llamada de Sancho es muy distinta. De
entrada el bajo tiene la primera inversión del acorde. La soprano tiene una
nota en el registro grave. Para conseguir el mismo acorde de fa menor el tenor
tiene divisi, pero la contralto aporta un matiz bien diferenciador. Se trata de
un acorde de fa menor sexta. Este es Sancho, casi como su amo pero con muchos
matices muy distintos. La terminación de la llamada tiene doble nota para el
tenor y nota de paso para contralto. Sancho, decididamente es muy distinto. El
tema principal de Sancho es una melodía muy cantarina, muy terrenal. Tras la
canción viene el tema “Ya la azada…” que es similar a D. Quijote y que busca
afinidad entre sonetos (en aquél caso “el juicio…”). “Envidio a tu jumento…”
inicia una frase larga, muy larga, sólo apta para coros entrenados en
respiración alterna, sin ceder nada de intensidad, para llegar finalmente a “la
providencia ¡Oh Sancho”. Sancho ha comenzado de forma discreta pero ha
terminado su soneto en un acorde bien amplio, con disonancia de tenores, pleno.
¿Será Sancho el personaje más admirado del Quijote?
Rocinante. La llamada es la misma que para D. Quijote. El
público reconocerá este fragmento y se preparará para seguir escuchando el
mismo tipo de música que hasta ahora. Sin embargo la diferencia de texto me
llega a otro tipo de música, más descriptiva, con más naturaleza, y como dije
al inicio, éste es el soneto raíz de toda la obra. En este caso el texto es el
diálogo entre Babieca y Rocinante. Rocinante aparece como un caballo exhausto,
delgado, que no tiene fuerzas casi para andar. Sin embargo Babieca es todo lo
contrario, fuerte, robusto, lleno de energía, que tiene que pararse para
esperar a Rocinante, que anda más despacio, y además le hace preguntas a
Rocinante. Diferencio a ambos caballos con la articulación. Rocinante caminará
al paso y Babieca al trote. El efecto de Rocinante lo consigo desplazando en
cada voz una corchea. El efecto en Babieca lo consigo con semicorcheas. El
texto de Babieca por si no fuera poco dice “toc to-co-toc”. La armonía en este
caso pasa a un segundo plano de intensidad y se vuelve más renacentista para dejar
que se produzca la conexión música, texto, y efecto sonoro.
La última idea musical consiste en una texto leído “¡Aquí
yace el único ser cuerdo!” que hace salir al público de lo que había oído hasta
ahora, el diálogo entre caballos, paso y trote. Una vez que el público ha
salido de ese diálogo y parece que la obra ha terminado, aparece una secuencia
absolutamente conclusiva Sol mayor, re menor, La 7 y finalmente RE mayor.
Termina así, en un acorde cerrado, grave para soprano, contralto y tenor, para
indicar que este también era un epitafio.
EL ESTRENO
El día 16 de Junio, a las 20:15, el Coro de la Universidad
de Burgos, ofreció el concierto “Letra y Música”, ambientado en el IV
Centenario de Cervantes. El lugar elegido el Museo de Burgos (Casa Miranda), en
el patio. La lluvia interrumpió el concierto, pero en realidad lo que consiguió
fue que tanto coro como público se refugiaran en la parte cubierta del patio.
De esta forma el sonido cambió por dos motivos. El primero por la humedad y el
sonido de fondo que supone escuchar el goteo de la lluvia. Algo que no está en
la partitura y sin embargo le aportó una sensación desconocida hasta ese
momento.
El segundo motivo fue la acústica. El hecho de cantar en una
“nave” de menor altura (aproximadamente 6 m), provocó que el sonido saliera del
coro más mezclado. Cuando la situación del coro era en el patio, todo el
público formaba parte de la caja de resonancia. Son dos formas distintas de
generarse el sonido y lo vimos bien claro.
Al Coro se le vio entregado, con mucha ilusión por mostrar
el trabajo de seis meses. La dirección artística por Daniel de a Puente fue el
espejo perfecto donde se vio al coro. Existió conexión, comunicación,
estuvieron identificados, y de esa forma la música gana. Tambiense les vio con
la responsabilidad de tener presentes a los tres compositores de los tres
estrenos (un encargo y los dos premios). Y también sintiéndose observados por
el momento histórico que suponía el hecho de haber convocado un concurso y
haber sido ellos mismos el jurado. El compromiso de la UBU con la música coral
empieza a ser algo más que un simple deseo y está cristalizando en algo sólido
y sostenible en el tiempo. La dirección artística por Daniel de la Puente es el
vehículo ideal para canalizar las ideas de unos y los medios de otros. En esta
colaboración bien podríamos incluir (entre otros), la participación en el
Congreso Eucharistia, el homenaje a Angel Bravo, los cursos de Dirección de
Coros, actividades en las que de una forma o de otra he participado. El formato
combinado con el actor declamando texto dio unidad al acto.
La interpretación de Tres Sonetos fue buena. El coro se
había identificado con la idea del tres. Es un número del que se podría hablar
mucho, pero a nivel de música supone equilibrio. El equilibrio del coro lo
consiguió con la colocación de las voces, con los bajos detrás del coro,
tenores detrás de soprano y contralto en paralelo a estas dos últimas. El
equilibrio del texto bajo la forma soneto, ampliamente utilizada en poesía, y
de la que, por ejemplo, Shakespeare escribió ciento cincuenta y cuatro.
La forma en que está construida la obra ayuda a dar pausa a
la interpretación. Cada soneto comienza con una llamada. Cada soneto termina
con un resumen. Sin embargo en el último soneto, a modo de resumen final,
aparece una frase hablada que prepara al público para el aplauso final. La
interpretación del coro conectó muy bien con el público y permitió seguir la
interpretación y por la crítica, el público entendió el mensaje. Tres
personajes, con aspectos en común, pero bien diferenciados. El Coro
Universitario de Burgos, dirigido por Daniel de la Puente, consiguió explicar
al público El Quijote, con sus tres personajes distintos, a través de “Tres
sonetos para D. Quijote, a modo de epitafios”.
César Zumel
Burgos 18/6/2016
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